De todos los indicadores que he leído, los que me parecen más importantes son los siguientes:
INDICADORES A ADOPTAR A NIVEL DE CENTRO
Ratio profesor-alumnos
baja.
Comunicación constante
con la familia y trabajo en equipo con ella.
Reuniones de equipo
docente donde se intercambien ideas y se explique, a los profesores que
imparten clase a los alumnos con TDAH, en que consiste este trastorno y las
medidas a adoptar.
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INDICADORES A ADOPTAR POR EL PROFESOR
DENTRO DEL AULA
Ubicar al alumno en un
pupitre que le permita al profesor el contacto visual, aislado de otros
compañeros o rodeado de compañeros tranquilos.
Eliminar del alcance
del alumno todos los elementos de distracción posibles.
Permitir la movilidad
del alumno con excusas útiles como la asignación de tareas.
Establecer una rutina
diaria predecible.
Prepararle
anticipadamente para las novedades y cambios en la rutina para no desestabilizarlo.
Supervisión frecuente
y uso de recordatorios.
Enseñar y enfatizar
la rutina y la estructura, la organización y la planificación en todos los
aspectos:
- Enseñar al alumno
habilidades de organización del material escolar: preparar los útiles para
la tarea, ordenar la mesa, cajonera , mochila, cuadernos, carpetas (con
separadores, códigos de colores para horarios y asignaturas, etc.).
Incluirlo en la rutina diaria del aula.
- Mantener formatos en
la presentación de tareas y actividades, fichas, exposición de contenidos,
cuadernos, trabajos, etc.
- Enseñar a
desarrollar contenidos (orales y/o escritos) siguiendo la estructura “inicio,
nudo, desenlace” o “idea principal, ideas secundarias”.
- Remarcar títulos e
ideas principales en los contenidos.
Motivar al alumno con
tareas divertidas y novedosas y
cambiarle el tipo de tareas para que no le resulten todas iguales y se
aburra.
Utilizar las TIC.
Fomentar la
creatividad.
Creer en el alumno:
programar situaciones en las que pueda tener éxito.
Estructurar la tarea
en tiempos cortos, estar pendientes de que realizan el trabajo encomendado y
reforzarles positivamente en cuanto terminen las actividades correctamente.
Captar su atención:
variando el tono de voz, gesticulando, dramatizando, etc.
No dar órdenes
múltiples: las indicaciones serán breves, claras y de una en una.
Dar las instrucciones
de manera multisensorial: oral y escrita.
Si es necesario,
repetiremos las instrucciones hasta su comprensión.
Fomentar la confianza
necesaria para que el niño/a nos pida ayuda si lo requiere.
Es habitual que
necesite nuestra ayuda con más frecuencia que el resto de alumnos/as de su
edad y desarrollo. Su aprendizaje es más lento. Según aprenda la rutina, ir
retirando la ayuda gradualmente (alertas ante los retrocesos).
Dejar más tiempo para
los exámenes.
Hablar de manera
tranquila y en un tono adecuado si observamos al alumno inquieto.
Ser pacientes ,
cariñosos y comprensivos con el alumno realizándole adaptaciones, lo cual no
implica el incumplimiento de sus responsabilidades. Dejar claras las
consecuencias de sus actos y aplicarlas.
Mejor aplicar consecuencias
educativas ( por ejemplo, si ensucia debe limpiar) que el castigo porque en
muchas ocasiones del castigo no se aprende cual es la conducta apropiada.
No castigar sin recreo ni
bajando la nota académica.
Si en los turnos,
colas o esperas tenemos problemas de impaciencia ligados a la impulsividad,
podemos ofrecerle un papel de gestor (que controle los turnos o vigile el
buen funcionamiento de la cola por ejemplo) además de reforzar aquellos
momentos en que es capaz de controlarse.
Apuntar los deberes en
la pizarra, siempre en la misma zona y con un color diferente. Dejarlos
visibles todo el día. Repetírselos a él antes de salir de clase y decirle
que nos enseñe la agenda para ver si lo tiene apuntado todo.
Disponer del horario
escolar en un lugar visible y de fácil acceso.
Revisar que el alumno
se lleva a casa los libros y materiales necesarios.
Tener libros y útiles
extras para resolver emergencias en clase y en el hogar (TDAH = facilidad
para olvidar y perder útiles).
Fomentar la
autoevaluación y autocorrección utilizando las mismas rutinas (ejecución,
repaso, corrección).
Estar abiertos al
cambio de estrategias cuando éstas resulten ineficaces.
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